Tinta Castiza: La locura hecha vino

En la enología, como en cualquier ámbito de la vida, hay locos. Locos en el buen sentido de la palabra. Son esos románticos que movidos por su pasión por el vino se enfrascan en aventuras de incierto resultado invirtiendo dinero, esfuerzo e ilusión a partes iguales.
Nada más conocer a Carlos Reina, alma máter de Tinta Castiza, pude ver en sus ojos el brillo característico de la ilusión. Desde el primer momento, sin conocerme, me recibió con una abrumadora hospitalidad y me enseñó su bodega como lo que es, su propia casa, porque él allí lo es todo: enólogo, bodeguero, embotellador, comercial...
En la bodega le ayuda Pedro, un hombre llano, del pueblo de El Molar de toda la vida y que tiene la franqueza por bandera en su manera de hablar.
Habrá quien se pregunte que lleva a un desarrollador de software, un buscavidas embarcado en varias aventuras a comprar y recuperar la antigua cooperativa de El Molar, en desuso desde hacía varios años. Pues eso, la bendita locura que hace que en el mundo de la enología en ocasiones ciertas personas vean oportunidades en donde otros ven la nada.
Puede decirse que Carlos es pionero en los vinos de la nueva subzona de la D.O. Vinos de Madrid, la de El Molar y que engloba en total 11 municipios de la zona. Los vinos de Tinta Castiza ya se elaboran bajo la etiqueta de la D.O con lo que ello conlleva: mayor difusión, ayudas al control y la elaboración de los vinos y el apoyo de un consejo regulador con un peso cada vez mayor en el resto del territorio nacional y en el exterior.
La aventura de Carlos comienza cuando hace poco menos de dos años compra la nave de la antigua cooperativa de El Molar y en poco tiempo consigue poner en marcha su bodega en un único espacio en donde conviven los depósitos de hormigón, depósitos de acero, tinajas, barricas en un espacio especialmente acondicionado para mantener la temperatura y la diversa maquinaria para la elaboración y el embotellado de los vinos.

Interior de la nave de Tinta Castiza

El proyecto en mente era claro y aún hoy sigue siendo el mismo: Recuperar los viejos viñedos descuidados de la zona con más de 50 años de edad y realizar a partir de estas cepas vinos de calidad sin renunciar a la expresión del terruño y con un lenguaje propio de los vinos de paraje.
La filosofía en la elaboración del vino también está clara: la intervención mínima del hombre en el proceso. De hecho Carlos presume orgulloso de usar menos de la tercera parte de los sulfitos permitidos por ley y apenas clarifica sus vinos, para lo que utiliza uno a base de proteína de guisante que mejora la astringencia tánica sin modificar el equilibrio.
Es hora de catar los vinos y Carlos me va explicando cada uno de los vinos, desde los más sencillos, los de Garnacha a granel hasta los más elaborados y que poseen un paso por barrica.
Tinta Castiza aspira a producir más de 80.000 botellas, lo que ya representa un número considerable para una bodega que acaba de comenzar como quien dice.
Lo interesante de esta bodega es que tiene vinos para todos: El vino de pueblo a granel, un vino fresco, fácil de beber y muy apreciado por los lugareños; Molaracha, un vino de Garnacha fresco y frutal; o Bodegario, vino de Garnacha con paso por barrica durante 14 meses,  un vino muy bien elaborado y con un potencial y equilibrio envidiables.

Tinajas de Tinta Castiza


El vino emblema de la bodega es el Tinta Castiza, un tinto de la variedad tempranillo de viñas muy viejas de pequeñas parcelas, uno de esos vinos que podrían denominarse parcelarios, tan en boga últimamente.
Mención aparte merece el vermut Dabuti que Carlos realiza de una manera artesanal. Un vermut suave en donde la perfecta conjunción de los cítricos que emplea hacen de éste una bebida diferente y especial y que ya  se está convirtiendo en un vermut de referencia para entendidos y vermutlovers.
Además Tinta Castiza tiene dos iniciativas dignas de mención.
En primer lugar un club de barricas en donde puedes tener tu propia barrica y seguir e incluso decidir algunos aspectos de la elaboración de tu vino así como participar en la vendimia.
Otra interesante iniciativa es la de las catas con maridaje, en donde se pueden catar varios de los vinos acompañados de platillos.
Cuando comencé a realizar este blog hace unos años, mi vocación era sobre todo la de mostrar bodegas pequeñas y proyectos interesantes que no siempre tienen el apoyo que se merecen o no llegan a la gente. Creo que Tinta Castiza, con Carlos a la cabeza, es un ejemplo de como transformar la pasión por el vino en algo bello e ilusionante, vinos con sentido y con lenguaje propio con el sello de calidad de los Vinos de Madrid.
Como no puede ser de otra manera, mi visita acabó al abrigo de la bodega bebiendo con Carlos, Pedro y un paisano vinos de pueblo, vinos de antaño, vinos con historia.
Larga vida a la locura del vino...