El Enoturismo y el abuso de la "Experiencia"

Gottfried Leibniz, famoso filósofo y físico alemán dijo en una ocasión que “ La experiencia del mundo no consiste en el número de cosas que se han visto, sino en el número de cosas sobre las que se ha reflexionado con fruto.” Aquella afirmación hecha de forma general bien podría aplicarse hoy en día al campo del Enoturismo. Desgraciadamente, en España, aún vamos con retraso en el desarrollo de un Enoturismo experiencial, con todas las letras. Asistimos a una estandarización de las visitas enoturísticas y como bien reza este artículo, abusamos del término experiencia para vender algo que, salvo contadas ocasiones, está bastante estandarizado. Ha llegado el momento de hacer algo de autocrítica y ponerse las pilas para ponernos a la altura de paises como Estados Unidos, Italia o Sudáfrica.

Aunque no son pocas las bodegas que últimamente están tratando de ofrecer algo más que la clásica visita, la inmensa mayoría sigue abusando de la ecuación bodega/cata/venta en tienda y como mucho la visita al viñedo.

La lógica nos diría que es lo básico para dar a conocer la bodega, lugar donde se elaboran los vinos obviamente, y catar éstos. El problema es que el verdadero winelover, en el que me incluyo, se aburre de escuchar lo mismo después de visitar 3 bodegas.

                                                                                            bodegas horche Ijpg

                                                                                                         Bodega subterránea tradicional en Horche (Guadalajara)

Así pues, yo cambiaría la ecuación bodega/cata/venta en tienda por la de Buen Guión/Buena Propuesta/ Buena comunicación.

Recuerdo la visita a una bodega de Rioja en donde todo parecía perfecto: Pequeño video de introducción mostrando y explicando el trabajo en viñedo, explicación del aporte de las barricas al vino observando el corte transversal de una de ellas, paneles informativos al principio de la visita, una bodega limpia y atractiva visualmente y la historia fascinante de su fundador. ¿El problema?, la guía de la visita recitaba de memoria un guión sin ningún tipo de entusiasmo, como quién está recitando La Iliada en un examen de Latín.

Podemos tener la mejor bodega del mundo, grandes vinos, pero si no sabemos transmitir el origen de todo y la historia que hay detrás, la palabra experiencia, otra vez, queda en agua de borrajas.

Por ello es importante ofrecer buenos contenidos en las explicaciones, diálogos empáticos que permitan al visitante meterse en la piel del creador del vino, interacción y ante todo, transmitir.

Solo gracias a este valor añadido, quien visite la bodega podrá volver otro día o quizá recomiende la visita a sus conocidos y allegados. En un mercado con tanta oferta, quizá no sea suficiente con que compren tu vino por estar bueno, hay miles de vinos buenos, sino por la historia que hay detrás y que has sabido transmitir desde bodega…